Como todos
sabemos, la política es una
herramienta relativa al ordenamiento de
la ciudad o los asuntos del ciudadano; figura como un mecanismo de interacción de la
sociedad para organizarse. Su importancia es equivalente a la historia; es
decir, la política es parte intrínseca de la vida misma de cada
ciudadano.
Evaluándola con
objetividad y criterio histórico, la política ha estado atada a las clases
económicamente acomodadas, las cuales por sus condiciones económicas, tenían
acceso a la cultura, el arte, la educación, entre otros elementos fundamentales
del concepto mismo de política.
Lo económico es
esencial y determinante en el desarrollo político y social de los pueblos; por esto, las clases dominantes (Empresarios, grandes industriales, dueños de
medios de producción, jerarquías episcopales, la iglesia y medios de comunicación) siempre han
influido categóricamente en la política y sus orientaciones ideológicas lo cual
se refleja siempre, en su sistema de valores, es decir, “la conciencia de las
masas”.
El desarrollo
del sistema global capitalista generó contradicciones internas que resultaron
en una nueva fase denominada “Imperialismo”; mecanismo aplicado por los países “Desarrollados”
a expensas de la subyugación y saqueo de los recursos minerales de los pueblos
ajenos a su territorio; todo con el fin
de sostener el dominio económico a escala mundial bajo la prebenda de la ley
del más fuerte y el libre mercado.
El
encarecimiento de los países subdesarrollados a consecuencia del imperialismo, alejó
más aun a las masas y las dejó desprovistas de cualquier motivación e interés
político por varios años, puesto que en su sistema de valores se dejó inscrita
la política como un factor irrelevante e inconcluso para resolver sus
necesidades primarias.
Con la llegada
de los movimientos de izquierda y la experiencia de la revolución cubana, se vislumbra una luz al final del túnel. En
nuestra nación, particularmente, se originó un huracán revolucionario que
despertó inmediatamente la necesidad insoslayable de hacer política
verdadera.
Los avances en
el período gubernamental del presidente Hugo Chávez son innegables, los mismos
dejaron huellas inmutables en el desarrollo y percepción de la política en
todos los sectores de la ciudadanía venezolana. Sin, embargo aún las masas
cargan con el remanente ideológico del viejo orden político instaurado en el
país por más de 40 años y además
transporta un nuevo cúmulo de incoherencias abstractas, generadas en estos
últimos 15 años de gobierno, en los que también se han desarrollado nuevos fenómenos
que entorpecen el tránsito al Socialismo.
El abordaje con
tal grado de menudencia y simplismo de temas relevantes del país, por parte de
la dirigencia ha generado un arsenal de argumentaciones carentes de solidez y profundidad teórica. En el partido y el núcleo
de la sociedad se libran debates grotescos y vulgares de asuntos de
transcendencia incalculable para la nación, todo esto resulta en un
estancamiento de las ideas coherentes, en
el debacle de los debates de altura y la descomposición moral del orden.
(En resultados claros, la regresión a la politiquería).
El desorden
ideológico y la ligereza espiritual con la que se compone la formación de la
militancia revolucionaria, ha generado desconfianza bien ganada en el pueblo y
ha permeado un gran grupo de organizaciones necesarias y trascendentales del
proceso. Por consiguiente, aquellas capas medias, parcialmente confundidas o
acostumbradas al viejo orden, cada vez
se distancian más de la posibilidad de cambiar su perspectiva o su
posición política. Cabe destacar que las capas anteriormente analizadas no se
componen necesariamente de sectores clases media, burgueses, hijos de burgueses
o comerciantes, éstas también están compuestas por sectores populares,
barriadas, buhoneros y trabajadores.
Sería insensato negar la guerra psicológica a
la cual se ve sometida esta porción de
la sociedad por los medios de comunicación
masivos, PERO sería más irresponsable, anti ético y anti revolucionario obviar los
descomunales hechos de corrupción y la demagogia en la flotan algunos dirigentes del proceso.
La regresión
acelerada a la lógica capitalista, el engordamiento del Estado CORRUPTO-BURGUÉS,
la desatención a las comunas y la
bufonería política está poniendo cerco a
los avances que se estaban produciendo en la política del país.
Hoy más que nunca
La ciudadanía venezolana está obligada a comprometerse políticamente, ha asumir con seriedad las coyunturas y analizar profundamente los hechos suscitados en la
nación.
Cada uno de los
venezolanos somos sujetos de transformación social, lo que nos hace políticos
innatos. Estudiar, practicar y evaluar
con objetividad es la base para trascender
y conseguir una sociedad más justa y organizada.
"Y si
alguna de las cosas que decimos las explota el enemigo y nos producen profunda
vergüenza, ¡bienvenida sea la vergüenza!... ¡bienvenida sea la pena!, si
sabemos convertir la vergüenza en fuerza, si sabemos convertir la vergüenza en
espíritu de trabajo, si sabemos convertir la vergüenza en dignidad, si sabemos
convertir la vergüenza en moral".
Fidel Castro Ruz.
Enrique Cabrera.
FPLN.
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