La crisis avanza, con ella la incertidumbre y la ambigüedad,
generando un torbellino político donde la confusión es lo predominante. El
desconcierto produce un vacío que tiende a ser ocupado por opciones emergentes,
la disputa recrudece. La situación requiere definiciones. Veamos.
Rápidamente, van apareciendo corrientes. Los oligarcas están
divididos en dos campos muy claros: uno golpista buscando salida rápida, y el
otro, con más templanza, busca humillar a la Revolución con una derrota en el
terreno de la legalidad burguesa. Las dos corrientes no tienen problemas en
acordarse cuando el éxito toque la puerta de alguna de ellas.
En el campo de la Revolución el paisaje es más complejo. El
gobierno, dominado por una fuerte corriente socialdemócrata, cada momento
pierde la vergüenza y se perfila más como capitalista, altos voceros proclaman
su capitalismo sólo cubierto con una inservible hojita de parra. El
economicismo, el reivindicativismo, surge con fuerza en el campo sindical
produciendo alejamiento del reto histórico de la clase obrera y profundizando
las protestas sin contenido político, el contrato mezquino sustituye a la meta
superior.
La pequeña burguesía interna y los dirigentes obreros
economicistas se reagrupan alrededor de posiciones que crecen, se hacen
fuertes, en la ambigüedad y la impotencia de las acciones de un gobierno
empantanado en la indefinición, que se muestra socialista en el discurso y
capitalista en la práctica, lo que produce una debilidad que cada minuto
aumenta. La pequeña burguesía interna denuncia las fallas del gobierno, sus
contradicciones, y como respuesta propone una suerte de anarcopopulismo que
sólo en apariencia es revolucionario, pero en definitiva conspira contra el
Socialismo.
Nosotros nos desligamos de estas posiciones. Creemos que el
camino del gobierno es errado, y creemos que el camino del anarcopopulismo, del
reivindicativismo es también errado. Esta conducta abre la puerta al fascismo,
no señala vía hacia el futuro socialista, al contrario, propone una suerte de tremendismo
que no va más allá de la denuncia y de la ilusión.
¿Cuál es nuestra posición?
Para nosotros la posición revolucionaria, en estas
circunstancias, es de apoyo al Presidente Maduro ligado con apoyo al
Socialismo. Creemos en las consignas: "Maduro y Socialismo es el legado de
Chávez" y "Maduro sin Socialismo no es Chávez". Defendemos al
gobierno del Presidente Maduro de la única manera que esto es posible, con la
crítica dura y llamando a la rectificación del rumbo, a dejar el campo
reformista y tomar el rumbo hacia el Socialismo, que se construye sin pactos
con la burguesía. Proponemos el Socialismo verdadero, el del Plan de la Patria,
el de Chávez, el original, el que nos ordena ir contra la lógica del capital,
al punto de no retorno.
Defendemos al Presidente Maduro y, al hacerlo, defendemos
también el mandato de Chávez, su espíritu revolucionario. La fuerza que de allí
emana es la fuerza de este gobierno, apartarse de ese camino es caer en las
miasmas del fascismo o en las arenas movedizas del anarcopopulismo.
Creemos que el tiempo para la rectificación se agota, cada
día la masa pierde más la fuerza de la conciencia revolucionaria, de la
conciencia del deber social y es colonizada por el egoísmo, lo que hace
imposible cualquier medida que no sea saciar los apetitos de la
"multitud" desbocada. La conciencia egoísta, estimulada en los
últimos tiempos, amarra al gobierno, lo obliga a comportarse como un simple
proveedor de lo ya agotado. O el gobierno rectifica pronto, o se hunde en el fango
de su propia ambigüedad.
¡Maduro sin Socialismo no es Chávez!
¡No al anarcopopulismo! ¡No al economicismo!
¡Detener al fascismo con Socialismo!
¡Irreverencia y Lealtad!
www.elaradoyelmar.blogspot.com
Dictadura militar cívica
ResponderEliminarLa muerte del Estado
Alejandro Álvarez Osuna
La promesa de la igualdad práctica del Estado ideal socialista es una utopía para crecer y requiere de la conciencia y voluntad política real basada en su criterio objetivo de distribución equitativa de acuerdo a las necesidades y de acuerdo a capacidades, meritos, desempeños, esfuerzos, pues el ingreso económico existe creciente y verificable. Evidente que para ello es imprescindible además estructuras con lógicas administrativas de códigos socialistas no precisas del Estado burgués actual, si con organizaciones comunales súper estructuradas que desarrollen medios colectivos del conocimiento práctico para planificadas producciones de PIB nacional, junto al carácter psicológico actitudinal del individuo común, una grandiosa labor educativa de docentes sin fronteras en el aparato estatal y su cuota de gobierno respectiva al trabajo como necesidad vital de reproducción social y su consumo ideológico
Estado ideal muerto, pues no tiene sentido así hablar de socialismo humanista
Por ello, el Estado está muerto, pues no debemos medir las necesidades de organización producción y administración de la refrendada sociedad comunal de acuerdo al criterio dominante burgués del Estado actual, echándole la culpa al color del gato, donde prevalece la noción de métodos coloniales de dictadura militar cívica, -y no al revés,- apoyada por una amplia mayoría de la población subsidiada, estimulando aún más el “financiamiento” del auto subdesarrollo colonialista impuesto desde las necesidades del fraude y el mismo Estado y gobierno como instrumentaje de dominio político divisionista de clases sociales económicas, sin éticas de ejemplares planes para el desarrollo social ¿“plan patria”? en ejecución concreta para la unidad básica familiar comunal estatal con servicios de programas tecnológicos educativos ecológicos, industria, fabrica y universidad ceñidos al derecho al trabajo productivo de doctrina jurídica real socialista como una extensión conducente hacia el desarrollo organizado de los múltiples inéditos movimientos sociales surgidos con el primer aliento de la revolución chavista entre y de las comunidades de la clase comunal trabajadora nacional. ¿Dictadura militar cívica o Estado comunal?
Dictadura militar cívica
ResponderEliminarLa muerte del Estado
Alejandro Álvarez Osuna
Del nepotismo y privilegio militar al orden social sin predominios
El Estado “ideal” llamado en Venezuela “socialismo” representa una suerte de identidad confundida, donde el común hombre verdadero que se integra y une a la comunidad a través del trabajo critico, solo es admitido en forma de abstracción genérica. Debiendo coexistir al lado del Estado autoritario, donde el decrecimiento económico global no le afecta mucho al país, -como se hace ver,- a la condición social popular de Venezuela, y sin embargo es ineficiente mal administrada y llena de privilegios burgueses; enajenando corrompiendo las comunidades de movimientos sociales y trabajadores en pro de la debida real transformación revolucionaria para la socialización eficaz productiva de todos los medios y relaciones jurídicas de producción social nacional, convirtiéndose gobierno, recursos de territorio y población en electos empleados activos “Estado ideal” alcanzando el PIB de la comunidad estatal requerido.
Esto evidencia la superestructura política establecida biométricamente que necesita que los sometidos estén convencidos de su efectiva legitimidad. La dictadura técnica una consecuencia de la constante presión de lo propagado ideológicamente, pues su doctrina es burocrática
La sociedad “socialista” de acuerdo al criterio burgués
Además de este sentido, el otro hombre “típico” necesario al “desarrollo” de la producción y el intercambio está fundamentado en la economía política de modos, relaciones y formas capitalistas que prevalece bajo distintos estilos y números; delitos comunes, y oficiales, oligarquías de nepotismo con sus corrupciones y correspondiente impunidades como injusticias sociales y el militar político necesario afianzado como “socialismo” militarizado para el cumplimiento de las normas, el básico instrumento de poder perpetuo de funcionarios supremos, impuesto como predominio del poder por el poder mismo, la quirúrgica del dominio al servicio de los privilegios de la clase dominante, donde no se remunera a cada uno de acuerdo al merito al trabajo en que se emplea, existiendo una desigualdad salarial laboral práctica con relación a las diversas capacidades intelectuales, técnicas operarias y manuales y cargas familiares, careciendo de un enfoque pertinente ¿sociología socialista?
La justificación ideológica de lo jurídico burgués como el dominio de las mayorías parlamentarias, en vez del dominio y control jurídico de hecho a derecho del movimiento de movimientos de trabajadores