Una noticia asombra al mundo: Venezuela, esperanza de Socialismo, propone al BRICS como paradigma, como ejemplo a seguir, como aliado estratégico. Es impostergable comentar.
Lo primero es destacar que los países del llamado BRICS son territorio de expansión de las transnacionales capitalistas, se mueven con esa lógica, producen miseria igual que las transnacionales europeas, gringas o japonesas. Podíamos llegar más allá y decir que esos países son un espejismo económico: lo que en realidad existe son las transnacionales. Por ejemplo, una negociación con Petrobrás, en realidad no es con Brasil, es con una transnacional capitalista abierta al juego de Wall Street en New York, y regida por las reglas de la ganancia.
Es así, en el mundo se ha producido una nueva agrupación más arriba de los estados nacionales, son las transnacionales capitalistas las que dirigen la economía mundial. El fenómeno espera por más estudios, pero se adelanta que son fases superiores del capitalismo.
Ahora bien, cuando Fidel alerta que la especie humana corre peligro de desaparecer, está alertando sobre el peligro del sistema capitalista. No se refiere a una forma de manifestarse ese capitalismo, ni de un capitalismo regional, habla de todo el capitalismo. Se entiende que el enemigo de la humanidad es el sistema capitalista, y la salvación está en construir unas nuevas relaciones entre los humanos, el Socialismo.
Cuando Venezuela dice que el paradigma es el BRICS, estos países capitalistas, es decir, esta nueva forma de manifestarse el capitalismo, está en la práctica renunciando al camino socialista, confundiendo a la masa, que de esta manera no sabe cuál es el objetivo, está vaciando el discurso… en pocas palabras, debilitándose, al debilitar al Socialismo.
El Socialismo es una necesidad vital para la humanidad y para nosotros, para cada uno de nosotros, desde el que vive en un rancho hasta para el que vive en una mansión, para todos. Sin Socialismo no es viable la vida, y la existencia cotidiana, el día a día, se transforma en una sobrevivencia de náufragos entre sus semejantes, en una guerra de todos contra todos que algunos llaman inseguridad.
El Socialismo, que es el salto más formidable que alguna vez se planteó la humanidad, necesita mucha claridad teórica, mucha precisión en el objetivo, y sobre todo mucho coraje de los dirigentes y de la masa. El camino está lleno de seducciones y de extravíos.
Una seducción es la comodidad de moverse en lo conocido, la tranquilidad de sólo cambiar en el discurso, de evitar atacar al sistema capitalista, plantear que el enemigo son los gringos pero no las compañías transnacionales, que basta que la casa matriz esté, por ejemplo, en Rio de Janeiro para que una compañía no sea capitalista.
¿Estamos diciendo con esto que no debemos intercambiar con las naciones y las transnacionales capitalistas? Claro que no, sería aislarnos del mundo. Con esas naciones, con esas compañías, se puede comerciar, se debe, pero manteniendo nuestra meta Socialista, fortaleciéndola en el corazón del pueblo, difundiendo sus características y sus bondades. Por cada alianza, un millón de explicaciones de la necesidad de hacerla, de estímulo a la Conciencia del Deber Social, ¡NUNCA CONVERTIR LA ALIANZA EN PARADIGMA!
Bolívar mantuvo relaciones estrechas con Inglaterra, pero dejó claro que no seguía a aquel sistema monárquico, que ese no era su paradigma.
Hoy se cumplen trece años del Convenio Cuba-Venezuela, un intento de ubicar las relaciones en un plano distinto al de la rapiña del mercado. Ese y la ALBA deben ser ejemplo de lo que queremos construir.
Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
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