Ayer las calles de Caracas presenciaron uno de los primeros capítulos de la batalla principal, fue un primer round, los rivales apenas se subieron al ring, todavía tendrá que correr mucha agua bajo el puente. Revisemos a los oponentes.
Uno, los oligarcas tradicionales. Vestían de blanco, el color no es inocente, es un dictado de los centros imperiales, simboliza, junto a las manitos blancas, la lucha contra el Socialismo, contra la emancipación de los pueblos y de la humanidad. Salieron a la calle en masa, fue una concentración que representa el reagrupamiento de la tendencia oligarca. Volvieron a la calle, superaron el bajón que producido por las últimas derrotas y la ambigüedad de la dirigencia. Se dio el relevo del liderazgo aparente, aunque el verdadero, el que da las órdenes, sigue siendo el mismo: el imperio internacional, sus tanques pensantes. Su objetivo lo tienen claro: derrocar al gobierno revolucionario, yugular a la Revolución, entregar al país como una mansa pieza del capitalismo internacional.
En el campo revolucionario ocurrió un fenómeno que es histórico: lo más consciente de la clase obrera, los obreros petroleros, salieron a la calle y demostraron que están superando el economicismo. A pesar de los esfuerzos, la marcha no fue una marcha por el Contrato Colectivo, éste no fue el centro de las preocupaciones obreras. La marcha, por instinto de clase, identificó al enemigo de clase, se volcó contra la oligarquía, abandonó lo puramente economicista, tuvo un objetivo político. Y hay que decirlo, no fue más lejos, no profundizó más en su desarrollo político, no se convirtió en una histórica marcha por el Socialismo, por fallas, por carencias, de la dirigencia, la masa obrera estaba receptiva para ascender a metas superiores.
Esta marcha es para emocionarnos, devuelve la alegría de saber que hay una clase dispuesta al Socialismo. No obstante, es una alerta, un reto, para la dirigencia: ya no hay excusas para no ir resueltamente al Socialismo, para no profundizar. Ya no hay excusas para alianzas y carantoñas con la burguesía.
Es así, en la marcha nuestra, la que caminó por las calles de Caracas con el glorioso color rojo de la Comuna de Paris, de los Soviets, la Sierra Maestra, le faltó la idea Socialista, el Socialismo estuvo ausente, apenas asomó tímido en alguna esquina, no subió a la tarima de dirección.
Este es un inicial balance del primer capítulo de esta confrontación: por un lado los oligarcas creciendo, con relevo de su liderazgo, con su objetivo claro, lleno de pasión. Por el otro lado, la Revolución, con señales claras de avance ideológico, dispuesta a metas mayores pero con preocupantes fallas de dirección.
La conclusión es clara: la batalla tiende a recrudecerse, es necesario que el campo revolucionario afile sus fuerzas, y la mayor fuerza es la ideología. Por tanto, la principal tarea del campo revolucionario hoy, de su dirigencia, es como alguna vez lo dijo Fabricio:“Abandonar el campo reformista y tomar el revolucionario significa decidirse a luchar sin temor alguno, tener seguridad de la victoria y desafiar, cual David, al gigantesco poderío reaccionario, como lo han hecho todos los verdaderos revolucionarios de la historia, incluso los revolucionarios burgueses”.
Y como lo ratificó Chávez, leamos la noticia:
Caracas, 21 Jun 2009. ABN.- El presidente de la República, Hugo Chávez Frías, llamó a los seguidores del proceso revolucionario a alejarse del reformismo y a tomar el verdadero camino de la revolución radical socialista para profundizar la marcha en la construcción del socialismo.
“Alejémonos del reformismo. Yo seguiré la dirección de la revolución radical socialista hasta que me toque. Es mi tarea y así la asumo y pido a todos que nos radicalicemos, lo que no tiene nada que ver con la irracionalidad, sino en profundizar el proceso desde las raíces del movimiento, por lo que seamos radicalmente honestos, radicalmente revolucionarios, radicalmente bolivarianos, radicalmente patriotas”, enfatizó el Presidente.
El desafío es claro: o la Revolución transita con valentía el camino al Socialismo, eleva su conciencia revolucionaria, profundiza la ideología, toma acciones prácticas, o entregaremos el país a la oligarquía, al fascismo, que tomó abiertamente la dirección del campo enemigo. Nunca olvidemos que el fascismo crece en las grietas de la ambigüedad revolucionaria…
Por: Toby Valderrama y Antonio Aponte
¡Sin Socialismo no hay Maduro, sin Maduro no hay Socialismo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario