Desde que se anunciaron las medidas económicas el 22 de Enero se ha abierto un profundo debate en el seno del proceso, evidenciado en buena parte por el portal web aporrea.org. Paseando por la diversidad de opiniones nos encontramos con quienes se animaron a escribir, con los que señalaron la pérdida de rumbo del socialismo, aquellos que reivindicaron las medidas y quienes plantean el 2014 como el año de las definiciones ; todos con un punto en común: La necesidad de debatir las políticas que debe adoptar la Revolución en el terreno económico. La única manera de encontrar las respuestas certeras es mirar la realidad sin tabúes por más cruda que sea. El socialismo no se construye con vendas, por el contrario, se reconocen los errores para rectificarlos y se identifican los aciertos para profundizarlos. Es en ese marco es que me animo a escribir este artículo reivindicando uno de los legados más importantes de Chávez: La libertad de opinión de los Revolucionarios.
1. Debemos saber que pelea estamos peleando. No son sumas y restas, la economía es política, es lucha de clases.
La muerte de Chávez produjo un sacudón en el régimen político venezolano, sacudón que todavía hoy se encuentra en una fase embrionaria . La derecha ha visto en esta situación la posibilidad de reacomodar sus fuerzas y empujar una ofensiva en el terreno económico, cuyas expresiones más superficiales son el acaparamiento y la especulación. ¿Pero cuál es su verdadero objetivo? Dar un zarpazo en la médula espinal de la economía venezolana: La industria petrolera.
Los datos reflejan que actualmente el 96% de dólares que entran al país son por vía de la industria petrolera. Con la revolución del 2002 el pueblo bolivariano asume el control total de PDVSA, a raíz de este hecho Chávez logra implementar mecanismo de control para evitar la fuga de capitales, cuestión necesaria para que los dólares del petróleo fuesen invertidos socialmente. No podemos olvidarlo, es el control de cambio el que permitió salir a flote y empujar la alta inversión social que en los años consiguientes beneficiaron directamente al pueblo.
Es con este mecanismo de regulación que se define un nuevo patrón de acumulación donde los sectores capitalistas quedaron contra la pared. Ya no sería más el petróleo un mecanismo de acumulación de capital privado, esa es la mayor grandeza del control cambiario. Ahí queda claro el papel político de la economía, no existía una fórmula mágica para resolver el problema quedando felices explotadores y explotados, triunfaban los capitalistas o el pueblo, y Chávez se la jugó con el pueblo siendo esto otro de sus legados fundamentales.
Este nuevo patrón de acumulación ubica al pueblo por medio de su gobierno como el administrador fundamental de los dólares, es decir, de la renta petrolera. Los más grandes logros de la revolución están montados sobre dicha realidad. Las grandes misiones, los planes ferroviarios, la inversión educativa, la misión vivienda Venezuela, entre otras, fueron sólo posibles por este control de cambio. No había manera de que sectores privados tuviesen acceso a la renta petrolera sin hacer uso de mecanismos macabros y mafiosos, y por su puesto sin la ayuda de sectores burocráticos colaboracionistas.
Con la lamentable enfermedad del comandante Chávez de manera lógica se produjo una crisis institucional de grandes dimensiones, la expresión más visible de esto fue la vulneración de CADIVI, situación que permitió la pérdida de ¡$20.000.000.000! según declaraciones de Jorge Giordani y Edmée Betancourt . Esta cifra sólo es comparable con lo que se perdió en el paro petrolero, y una vez más quedó en muy pocas manos que tienen nombres y apellidos, que como pueblo tenemos derecho de conocer para exigir las mayores penas posibles.
Ahora bien, ¿Cómo carajo se roban 20 mil millones de dólares que son administrados por el gobierno? No es difícil sacar la cuenta, burócratas y capitalistas se juntaron en una estafa sin precedentes en la revolución bolivariana. Sobrefacturaciones, importación de piedras y basura, entre otras, son alguno de los nefastos mecanismos usados para intentar dilapidar nuestra economía. Como pueblo debemos tener claridad meridiana que lo que estamos peleando en esta guerra es el control de nuestra renta petrolera, sostén de nuestro proceso y requisito inmanente para avanzar con pie firme a un aparato productivo en mano de los trabajadores y no de los capitalistas.
2. En el marco de la “Guerra económica” ¿las medidas van en favor de quienes viven de su trabajo o de quienes viven del trabajo de millones?
Desde el gobierno nacional se ha generado una matriz de opinión donde se colocan tres fenómenos como responsables de la fuga de capitales: Raspacupismo, mal uso de las remesas y cupo electrónico. Según datos presentados por Fleming con estas medidas se estaría evitando la fuga de $1.500.000.000 (eso representa 7.5% de 20 mil millones de dólares). Sobre esta argumentación se sustentan las medidas en las que se genera un nuevo sistema cambiario donde se mantiene un dólar preferencial a bs.6.30 (para el 80% de las mercancías) y un dólar variable que inicia a bs.11.20 (para el 20% restante) que representa un ajuste en 100% -por arriba-para determinados productos. Esa es la realidad sin interpretaciones de por medio.
Entrando ahora sí en las interpretaciones, con esta medida el gobierno obtiene más bolívares por cada dólar que entra al país y se afecta el costo de una serie de productos en un 100%, entonces ¿es esto una devaluación? Por supuesto que sí, devaluación que afecta el bolsillo de la gente y que da beneficios a sectores empresariales privados supuestamente comprometidos con la promoción de la “producción nacional”. Eso explica porque Fedecamaras se pronuncia afirmativamente sobre las medidas dándose el tupe de hasta exigir que se avance más rápido. Es así como en medio de una guerra económica nuestro gobierno por ingenuidad o por escuchar dogmas economicistas define no en función del pueblo sino de los capitalistas.
Entorno a los raspacupistas “culpables de la crisis” es notable un falso debate. De un lado ubican a los revolucionarios pro raspa cupos -a quienes señalan por criticar las medidas- de asumir posturas pequeño burguesas en función de su interés personal, y de hacer un flaco favor al imperialismo y la oposición venezolana (que se sienta en Miraflores para discutir sobre los problemas del país) al ser defensores de la estafa nacional. Por otro lado los revolucionarios más sacrificados que en nombre de la revolución se rasgan las vestiduras defendiendo las medidas porque nos salvan de la crisis, y hasta con un nivel de heroísmo señalan que hasta darían la vida para que los raspa cupos se acaben por completo.
Pues no hay nada más falso que esa supuesta polémica que no va al fondo del problema. La cuestión está en que nuestro gobierno debe una explicación: ¿Por qué ir por a recuperar una mínima parte de $1.500.000.000 sin siquiera mencionar un intento por recuperar los $20.000.000.000? ¿Por qué si hay una política para combatir los raspacupistas a los raspapaís ni se mencionan? ¿Será que hay una especie de borrón y cuenta nueva donde los burócratas y capitalistas que se llenaron con 20 mil millones de dólares no pagarán por su delito? Aquí hay bastante tela que cortar y el gobierno tiene que dar una respuesta.
En una guerra no se permiten vacilaciones, o se está con los pobres o se está con los ricos y en ese marco resolvemos si las medidas son progresivas, insuficientes o contrarias a la revolución. Tal como hoy están planteadas dan una mala impresión que nos obliga al pueblo bolivariano a que abramos un franco debate y demandemos medidas en el rumbo socialista, que no es más que en un rumbo que beneficie al pueblo. De no ser así las posibilidades de victoria en esta guerra serán absolutamente escazas, y sabiendo que nuestra pelea no es contra el CADIVISMO sino que es contra el capitalismo -que intenta ganar terreno después de 14 años de revolución- nuestro proyecto histórico de emancipación estaría peligrando
3. Demos vuelta a la tortilla y hagamos lo que tenemos que hacer. Recuperar los 20mil millones de dólares y el resto de divisas que tenga el país en el exterior.
No es momento para desmoralizaciones o encerrarse casa, es momento para encontrarnos, debatir y movilizarnos. La revolución tuvo durante 14 años dos pilares fundamentales, uno es el pueblo que se levantó un 27 de febrero del 1989, y otro que se levantó un 4F de 1992 con nombre y apellido: Hugo Chávez. Ambos pilares que comenzaron a andar juntos desde el 2F de 1999. Dos pilares que atravesaron difíciles situaciones y salieron adelante juntos. Hoy uno de esos pilares no está físicamente, nuestra tarea es fortalecer el que queda, el del pueblo bolivariano junto a un liderazgo que todavía no se termina de afianzar.
Busquemos las soluciones reales al problema, pongamos –como dirían por ahí- orden en la pea. Debemos tener una política para recuperar los reales que nos han robado. El pueblo bolivariano ha demostrado durante toda la revolución que mientras tenga claro lo que está peleando no se frena ante los sacrificios, no le importa pasar trabajo, no le importan las dificultades, así se demostró frente al golpe, frente al para sabotaje, ante la difícil pérdida de nuestro comandante. No es momento de flexibilizar controles sobre nuestra renta y darle espacios a una supuesta burguesía nacionalista. La dirección política del proceso no tiene otro camino que jugársela –como hizo Chávez- con el pueblo, confiar en su sabiduría, en su ímpetu y en su valentía.
Recuperemos los 20mil millones de dólares, cárcel para los corruptos y estafadores. Defendamos nuestras conquistas y demos un salto adelante en la construcción socialista.
¡Solo el pueblo salva a pueblo!
Alexander Marín.
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